martes, 29 de septiembre de 2015

Noche de eclipse



Son las 11 de la noche y estoy en Jaén, cuando por fin puedo retomar el pensamiento de fotografiar el eclipse lunar en El Centenillo. Un vistazo a la predicción que nada ayuda a tomar la iniciativa. 35% de nubosidad y en aumento.

Como las cosas es mejor no pensarlas, cojo el coche y me dirijo a El Centenillo. Llego a las 1am y efectivamente las nubes dejan entrever la luna por momentos. 

Con todo el equipo preparado, aprovecho a dormir un par de horas. 

A las 3:30 listo, veo que el eclipse ya ha comenzado. Cojo el coche y me dirijo a la zona ya prevista anteriormente: las chimeneas de Santo Tomás, para poder tener una referencia con la luna. Hace fresco y huele a humedad. Los charcos delatan que ha llovido (y bastante) horas antes. Las nubes pululan alrededor pero la luna se ve perfectamente cómo va quedando en sombra.



Frontal listo, trípode y cámara. Primeros disparos para componer e ir ajustando (de fotografía se lo justo....). La luz que es capaz de captar la cámara regala imágenes mágicas.

La luna está perfecta a pesar de que la imaginaba de mayor tamaño, pero al estar situada bastante alta, el efecto "lupa" no es para nada apreciable;si su color. Empieza a tornarse roja









Encendiendo, apagando el frontal para cada disparo, empieza la búsqueda de perspectivas. Las chimeneas son perfectas para tal fin.

La contaminación lumínica que la heterogénea luminaria del poblado minero se convierte en un elemento más de la composición. Desde luego y desde mi punto de vista un elemento a mejorar y mucho. Demasiada luz, diversa (tungsteno, con luz fluorescente, provocando dos dominantes de color muy fuertes) y muy contaminante pues no está dirigida hacia abajo, sino que se proyecta en varias direcciones contaminando lumínicamente el ambiente. Ya que no puede evitarse, sirve para iluminar con extraños colores los elementos del paisaje.
 


Las estrellas, que con la luna llena apenas se veían, aparecen como de costumbre en esta zona en cuanto la luna rebaja su luz con la sombra de la tierra. Ahora estrellas, luna, luminaria  y paisaje se mezclar dejando algunas imágenes que personalmente me gustan.

Paseando con cuidado entre los restos mineros de Santo Tomás para buscar nuevas perspectivas, brillan en la oscuridad una habitual compañera en los paseos nocturnos, una araña lobo a la que no puedo reprimirme para torturarla luminicamente y hacerle alguna que otra foto.


 Empieza la reversión del eclipse a la vez que la luna, bajando en el horizonte se irá ocultando tras las nubes para no volver a mostrarse con claridad.

Momento de repetir algunas fotos nocturnas que en ocasiones pasadas no terminaron de salir bien y de seguir aprendiendo este tipo de fotografía.



Las terrazas de los diques de estériles sellados, ofrecen un sitio ideal para ciertas fotografías como estas.

Hechas algunas de estas fotos, es momento de retirarse a descansar un poco. 2 horas, 260 fotografías para poder escoger alguna medianamente digna que ofrecer a mi ego personal y a vosotros. 

Aquí van unas pocas de ellas.