miércoles, 31 de octubre de 2012

En busca de la chimenea



La tarde del sábado, a pesar de la dulce amenaza de lluvia, nos atrevimos a dar un paseo con la doble intención de pasar un rato agradable los amigos y por otro, de localizar una par de infraestructuras que nos quedaban por localizar: (1)una antigua entrada a galería en la que mi amigo Carlos entró hace 20 años en el complejo minero de Santo Tomás y (2) encontrar los restos de una chimenea que, a falta de concretar fechas, existió en los primeros momentos de vida del pozo de Santo Tomás


Tolvas
Sobre la primera intención, poco pudimos hacer. El continuo cambio de paisaje, no solo durante la vida de la mina y los lavaderos, sino hoy en día acarreando tierras y escombros de una lado para otro, hizo imposible localizar esa entrada a no sabemos si una galería de mina, una tolva o una conducción de quien sabe que. Estaba antes de las bocas de descarga de las tolvas (algunas de las cuales aún conservan sus puertas)

Entrada de limpieza
Sobre la segunda intención, creemos que tuvimos más éxito. Conforme llegamos, y sabiendo donde buscar, encontramos una de las que debieron ser en su momento entrada para la limpieza de la chimenea, idéntica  a las observadas en otras chimeneas de El Centenillo. Voilá. No pudimos entrar a ver su interior, pues no íbamos previstos de elementos ni de iluminación, ni de seguridad, pero era obvio que ahí estuvo la chimenea. En la parte superior (que se accede desde la casa de máquinas) no se observa ningún indicio, ya que una vez terminó su funcionamiento, debió ser derribada y su base tapada para servir de piso a alguna estancia. 
Conducción de humos


  
Por ahora y dada esa inclusión de la base en el resto de edificaciones no hemos podido tomar medidas indirectas para saber su tamaño real.

No obstante por las proporciones que se ven en la foto debió de medir entre 25-30 metros de altura (asumiendo que el edificio mida unos 6 metros de ancho)


Lo que descubrimos es que parece que llegado el momento lo que hicieron fue desplazar la chimenea, es decir demoler esa chimenea, construir una conducción de mampostería y situar una nueva chimenea cerro arriba, donde hoy aún existe. También es curioso que a esa conducción se acceda también desde un corredor de idénticas dimensiones que la conducción,  El tramo de corredor disponía en su corto recorrido de 2 ventanas y se accede desde la planta baja del edificio a espaldas de la casa Cornish que existe delante del pozo maestro. ¿Para qué ese corredor? Lo desconocemos.

Posiblemente las fotos primeras, corresponden a la década de 1910, cuando se instalaron las primeras calderas en Santo Tomás, 2 calderas “horizontales, de dos hogares interiores cada uno, construidos por la casa Daniel Adamson y Compañía de Manchester; miden nueve metros de longitud y dos metros veinte centímetros de diámetro exterior, hallándose emplazados en un departamento contiguo al en que se instala una máquina de balancín para el desagüe del pozo Santo Tomás a la que han de suministrar vapor….” (Legajo 34473, Policía Minera del Archivo Histórico Provincial)”, que habían sido usadas posiblemente antes en el Pozo Águila.

Echamos un vistazo a las instalaciones por abajo que albergaron a dichas calderas, viendo los restos de las viejas lámparas, del arranque del cable aéreo al Mirador (con sus placas de inauguración) y lo poco que queda tras ser usados los espacios por el Ayuntamiento de El Centenillo como vertederos.


  De ahí subimos a ver las dos chimeneas que aún quedan en pie. De camino, al pasar por detrás de las casas de máquinas de extracción y compresores, se observa la base de otra de las chimeneas que hubo en el complejo y de ahí subimos a las otras dos.















 Observamos el cada vez más ruinoso estado de la chimenea de ladrillo rojo, que presenta su capitel abierto como una granada. Es obvio que, a pesar de su estructura interna con flejes de hierro que cosen el fuste por dentro, será difícil su conservación, sobre todo si como hasta ahora, a nadie le importa dicha conservación.
 

 


 
De nuevo, y viendo que la lluvia nos daba una tregua, fuimos a la zona de lavaderos del complejo Mirador. Tomamos el camino al Pozo de la Oliva, pasando por los antiguos huertos (parece que el nuevo vertedero del Ayuntamiento) donde nos sorprendió un viejo y enorme majoleto (Crataegus monogyna). 


Dejamos a nuestra izquierda el Pozo La Oliva y subimos al Mirador.
Una vez allí, con una importante amenaza de lluvia, vimos rápidamente los restos de  tolvas, edificios, casas de máquinas y de los “rumbos

“ … rumbos (derivación del inglés Round budless), espacios circulares en el suelo donde se vertía el mineral. Por medio de una corriente de agua y el movimiento giratorio de lonas se separaban los minerales por sus diferentes densidades, quedando los pesados en el centro y los ligeros más cerca de los bordes exteriores. Esta técnica fue importada de las minas de estaño inglesas y era conocida como tecnología 'cornish'”




 Tras esto y ya lloviznando, emprendimos la vuelta a prisa y corriendo, mientras pasábamos por los restos de los viejos edificios

 A pesar de la prisa, tuvimos que pararnos una vez tras otra para poder deleitarnos con vistas como estas, all ser regalados con un espectacular arco iris que iba desde la solana del Peñón del toro hasta el barrio de los Pocicos y preciosos colores iluminando el pueblo.


Arcoíris sobre el Cerro del Depósito
Arcoíris sobre el Peñón del Toro




Pozo Santo Tomás entre sol y nubes

Pozo La Oliva y al fondo Santo Tomás
Llegamos a casa y un cafelillo reparador con un poco de delicioso bizcocho que Ana nos había preparado fueron la guinda a tan agradable paseo bajo las nubes.





 Como casi siempre, un gran disfrute de paisaje y de amigos. Doy gracias por ambos.


Para más información sobre procesos mineros:

Vestigios trashumantes




Por fin un refrescante manto verde da la bienvenida al otoño
 El sábado 27 de octubre del 2012, a pesar de la agradable amenaza de lluvia, pero ansiosos de ver un trozo de sierra verde, y como no, buscar algunos hongos (así se llama por El Centenillo a varias especies de Agaricus comestibles, nos fuimos por “la mesta” (Cordel Principal de la Plata) en dirección a las Belmaras. Obviamente pocos hongos cogimos, algo lógico debido a lo cercano de las lluvias y a la romería de coches que íbamos con la misma idea.





Minúscula
Mycena meliigena sobre una encina
Tuve que conformarme con enseñar a mi pequeño a coger un “peo de lobo” (Lycoperdon sp), con el que (como con todo) alucinó. Y su padre tan ancho.









Pero nos sorprendimos viendo una numeroso grupo de vacas que, conducidos por sus vaqueros, habían sido conducidas desde Santiago de la Espada (Sierra de Cazorla, Segura y las Villas) hacia pastos más cálidos de nuestra Sierra Morena.



Otras vacas, ya establecidas en las fincas del entorno, nos ofrecían una imagen preciosa, pastos verdes salpicados de puntos blancos. Parecía más un dibujo que una imagen real




Así, en apenas menos de 2 horas pudimos disfrutar de un tan maravilloso paseo familiar, un paisaje inigualable, respirando aire puro y recordando las viejas profesiones, duras como ellas solas, que aún perviven por nuestro entorno.