La tarde del sábado, a
pesar de la dulce amenaza de lluvia, nos atrevimos a dar un paseo con la doble
intención de pasar un rato agradable los amigos y por otro, de localizar una par
de infraestructuras que nos quedaban por localizar: (1)una antigua entrada a
galería en la que mi amigo Carlos entró hace 20 años en el complejo minero de
Santo Tomás y (2) encontrar los restos de una chimenea que, a falta de concretar
fechas, existió en los primeros momentos de vida del pozo de Santo Tomás
Tolvas |
Sobre la primera
intención, poco pudimos hacer. El continuo cambio de paisaje, no solo durante
la vida de la mina y los lavaderos, sino hoy en día acarreando tierras y
escombros de una lado para otro, hizo imposible localizar esa entrada a no
sabemos si una galería de mina, una tolva o una conducción de quien sabe que.
Estaba antes de las bocas de descarga de las tolvas (algunas de las cuales aún
conservan sus puertas)
Entrada de limpieza |
Sobre la segunda
intención, creemos que tuvimos más éxito. Conforme llegamos, y sabiendo donde
buscar, encontramos una de las que debieron ser en su momento entrada para la
limpieza de la chimenea, idéntica a las
observadas en otras chimeneas de El Centenillo. Voilá. No pudimos entrar a ver
su interior, pues no íbamos previstos de elementos ni de iluminación, ni de
seguridad, pero era obvio que ahí estuvo la chimenea. En la parte superior (que
se accede desde la casa de máquinas) no se observa ningún indicio, ya que una
vez terminó su funcionamiento, debió ser derribada y su base tapada para servir
de piso a alguna estancia.
Conducción de humos |
Por ahora y dada esa
inclusión de la base en el resto de edificaciones no hemos podido tomar medidas
indirectas para saber su tamaño real.
No obstante por las
proporciones que se ven en la foto debió de medir entre 25-30 metros de altura (asumiendo que el
edificio mida unos 6 metros de ancho)
Lo que descubrimos es que
parece que llegado el momento lo que hicieron fue desplazar la chimenea, es
decir demoler esa chimenea, construir una conducción de mampostería y situar
una nueva chimenea cerro arriba, donde hoy aún existe. También es curioso que a
esa conducción se acceda también desde un corredor de idénticas dimensiones que
la conducción, El tramo de corredor disponía
en su corto recorrido de 2 ventanas y se accede desde la planta baja del
edificio a espaldas de la casa Cornish que existe delante del pozo maestro.
¿Para qué ese corredor? Lo desconocemos.
Posiblemente las fotos
primeras, corresponden a la década de 1910, cuando se instalaron las primeras calderas en
Santo Tomás, 2 calderas “horizontales, de dos hogares interiores cada uno,
construidos por la casa Daniel Adamson y Compañía de Manchester; miden nueve
metros de longitud y dos metros veinte centímetros de diámetro exterior, hallándose
emplazados en un departamento contiguo al en que se instala una máquina de
balancín para el desagüe del pozo Santo Tomás a la que han de suministrar
vapor….” (Legajo 34473, Policía Minera del Archivo Histórico Provincial)”, que
habían sido usadas posiblemente antes en el Pozo Águila.
Echamos un vistazo a las
instalaciones por abajo que albergaron a dichas calderas, viendo los restos de
las viejas lámparas, del arranque del cable aéreo al Mirador (con sus placas de
inauguración) y lo poco que queda tras ser usados los espacios por el
Ayuntamiento de El Centenillo como vertederos.
De ahí subimos a ver las
dos chimeneas que aún quedan en pie. De camino, al pasar por detrás de las
casas de máquinas de extracción y compresores, se observa la base de otra de
las chimeneas que hubo en el complejo y de ahí subimos a las otras dos.
Observamos el cada vez
más ruinoso estado de la chimenea de ladrillo rojo, que presenta su capitel
abierto como una granada. Es obvio que, a pesar de su estructura interna con
flejes de hierro que cosen el fuste por dentro, será difícil su conservación,
sobre todo si como hasta ahora, a nadie le importa dicha conservación.
De nuevo, y viendo que la
lluvia nos daba una tregua, fuimos a la zona de lavaderos del complejo Mirador. Tomamos el camino al Pozo de la Oliva, pasando por los antiguos huertos (parece que el nuevo vertedero del Ayuntamiento) donde nos sorprendió un viejo y enorme majoleto (Crataegus monogyna).
Dejamos a nuestra izquierda el Pozo La Oliva y subimos al Mirador.
Una vez allí, con una importante amenaza de lluvia, vimos rápidamente los restos de tolvas, edificios, casas de máquinas y de los
“rumbos”
“ … rumbos (derivación del inglés Round budless), espacios circulares en el suelo donde se vertía el mineral. Por medio de una corriente de agua y el movimiento giratorio de lonas se separaban los minerales por sus diferentes densidades, quedando los pesados en el centro y los ligeros más cerca de los bordes exteriores. Esta técnica fue importada de las minas de estaño inglesas y era conocida como tecnología 'cornish'”
Tras esto y ya lloviznando, emprendimos la vuelta a prisa y corriendo, mientras pasábamos por los restos de los viejos edificios
A pesar de la prisa, tuvimos que pararnos una vez tras otra para poder deleitarnos con vistas como estas, all ser regalados
con un espectacular arco iris que iba desde la solana del Peñón del toro hasta
el barrio de los Pocicos y preciosos colores iluminando el pueblo.
Arcoíris sobre el Cerro del Depósito |
Arcoíris sobre el Peñón del Toro |
Pozo Santo Tomás entre sol y nubes |
Pozo La Oliva y al fondo Santo Tomás |
Llegamos a casa y un cafelillo reparador con un poco de delicioso bizcocho que Ana nos había preparado fueron la guinda a tan agradable paseo bajo las nubes.
Como casi siempre, un
gran disfrute de paisaje y de amigos. Doy gracias por ambos.
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